Federación ASPACE-Galicia se suma al Día Internacional de la Mujer buscando una vez más dar visibilidad al colectivo de personas con parálisis cerebral de la Comunidad Autónoma de Galicia. En esta ocasión, las mujeres ASPACE serán las protagonistas de una campaña en favor de la sensibilización social, que pone el foco en las historias personales que construyen el movimiento ASPACE.
Carmiña, Chelo, Elisa, María y Pilar son 5 ejemplos de valentía y determinación en su lucha por los derechos e igualdad de oportunidades de las personas con parálisis cerebral. Todas ellas comprometidas en acabar con los prejuicios sociales, y ser parte activa de su comunidad.
Carmiña es nuestro primer testimonio ASPACE. Desde el año 2000 en ASPACE-Coruña es la veterana de la institución. La jardinería y la costura son sus actividades favoritas, siempre dispuesta a echar una mano con el jardín de la asociación. Participa en Autogestores, la revista y en el taller de barro. Su hermano Jaime es miembro de la Junta Directiva y forma parte de la Tuna de Veteranos.
En los años 70 Chelo, nuestro segundo testimonio, formó parte del grupo de padres y madres que impulsaron ASPACE-Coruña en una época sin recursos, públicos o privados, para las personas con parálisis cerebral. Viajaron a la Expo de Sevilla, a competiciones deportivas… Todo para que sus hijos e hijas, disfrutaran de una vida plena y feliz. Por aquel entonces les acompañaba también Eulogio López, ahora gerente de la asociación, y consiguieron hacer visible la parálisis cerebral a la sociedad.
El tercer testimonio ASPACE es el de Elisa, madre trabajadora y madre e hija de personas dependientes. Su hijo Alvarito, con parálisis cerebral, acude al Centro Educativo de Amencer-ASPACE. Ella se reinventa cada día además de vivir sin pensar en el mañana, y da gracias todos los días por lo que tiene. Solo pide un camino con menos obstáculos además de una sociedad más empática. “Tengo que dar el 110% de mí cada día y confieso que me entrego sin reservas. Me ayuda el pensar que, aunque el horizonte aparece lleno de nubes, el sol sale cada día”, Elisa.
María, con parálisis cerebral, es nuestro cuarto testimonio ASPACE. Miembro de APAMP-Vigo su padre y su madre la llevaban al colegio en una silla de madera, y no fue hasta 1996 que se compró su primera silla de ruedas eléctrica. Gracias al autobús adaptado y a su silla no depende de nadie, lo que le brinda una mayor autonomía. Su vida cambió desde que Maite la llevó al taller de una amiga: “Me hice artesana y mi vida cambió para bien. Un hotel en Vigo me encargó 150 maceteros de pared, de algodón, para los mundiales de 1982. A partir de ahí empecé a vender y hacer exposiciones”, nos relata María.
Pilar es el quinto y último testimonio ASPACE. Hasta los ocho años recibió clases de una maestra en su casa, luego la admitieron en el colegio y posteriormente en el instituto femenino. Lo recuerda como una etapa dura, en la que recibía comentarios dolorosos a diario. Alcanzó muy buenas notas en la selectividad, pero no pudo acudir a la universidad por circunstancias familiares. Sigue luchando en APAMP Vigo cada día… “Ahora escribo y pinto lo que quiero y lo que puedo y seguiré”.