Federación ASPACE-Galicia propone, además, que la vacunación de los/las usuarios/as de centros de día y ocupacionales de las entidades ASPACE se realice en los mismos centros, en vez de hospitales y centros de salud, para reducir, así, el riesgo de infección
La Estrategia de Vacunación frente al COVID-19 de España establece, en su tercera actualización, siete grupos prioritarios, entre los que incluye personal sanitario y sociosanitario de atención a personas consideradas grandes dependientes (discapacidad grado III) y a éstos mismos. Pese a que el plan incluiría, de ese modo, a gran parte del personal que atiende a personas con parálisis cerebral y discapacidades afines, no incorpora de forma expresa a cualquier profesional que pueda estar en contacto con nuestro colectivo, ya sea en servicios generales o auxiliares. Casi el 80% de las personas con parálisis cerebral tiene grandes necesidades de apoyo, un soporte que procede de distintos entornos, no sólo el sanitario, de ahí la necesidad de incluir en el plan a todos los equipos de profesionales de todas las ramas que están en contacto con las personas, así como a sus familiares y cuidadores/as. La infección por coronavirus en estos últimos no sólo expone a las personas con parálisis cerebral a la enfermedad, sino que también resulta en una falta de atención a las mismas.
Reivindicamos también la inclusión en la estrategia de inmunización de todas las personas con parálisis cerebral, no sólo de grandes dependientes. Muchas de las personas con parálisis cerebral presentan, además, patologías respiratorias crónicas y problemas cardiovasculares, lo que las convierte en un colectivo de especial riesgo ante el COVID-19. Por este motivo, proponemos una evaluación individual del riesgo ante el coronavirus de las personas con parálisis cerebral y discapacidades afines de menor grado de dependencia, habida cuenta de que personas con grados II y III conviven a diario en los centros de día.
Desde Federación ASPACE-Galicia solicitamos, además, que la vacunación de las personas que atendemos en los centros de día y ocupacionales de las entidades ASPACE de la comunidad se realicen en nuestras instalaciones, siguiendo el modelo de la inmunización en residencias. Pretendemos evitar, de este modo, los riesgos de infección que supondría el desplazamiento a centros de salud y hospitales.
Nuestro posicionamiento y propuestas concretas
Las modificaciones a la Estrategia Nacional de Vacunación frente al COVID-19 del Movimiento ASPACE han sido recogidas en un documento que expone nuestro posicionamiento y que incluye las siguientes propuestas:
1. Se ha de proceder a la vacunación de las personas con parálisis cerebral y otras discapacidades afines con carácter preferente en todo el Estado, definiendo una estrategia de vacunación para ellas diferenciada de la establecida para el colectivo de mayores, ya que los servicios que reciben, su entorno familiar, convivientes y cuidadores, situación personal, etc., difieren en gran medida.
2. La gran mayoría de las personas con parálisis cerebral necesita apoyo de terceras personas para desarrollar actividades básicas de la vida diaria. Este apoyo, de forma habitual, es ofrecido por las propias familias. La vacunación, tanto de estas personas como de sus familiares debe tener carácter prioritario para minimizar riesgos y evitar situaciones que puedan ocasionar falta de atención.
3. Se debe incluir como grupo prioritario de vacunación con carácter urgente a las personas atendidas en centros ocupacionales, centros y servicios de empleo, centros de educación especial, de habilitación funcional, atención domiciliaria, atención temprana y otros servicios en los que se dan tratamientos que impiden la aplicación de medidas preventivas como la distancia social y el contacto físico. La vacunación se ha de extender igualmente a todos los equipos de trabajo de estos servicios y se ha de realizar en instalaciones de nuestras entidades para facilitar el proceso y garantizar su seguridad.
4. La vacunación ha de hacerse extensiva a todos los trabajadores y trabajadoras de estos servicios, tanto de atención directa como a otro personal que comparte espacios en los centros de trabajo: personal de limpieza, mantenimiento, transporte, administración, etc. Además, deberá vacunarse al personal del servicio de atención temprana, tanto si es en un centro acreditado como si es en la modalidad de atención centrada en el entorno, así como a los familiares convivientes de aquellos niños y niñas que presenten un mayor factor de riesgo.
5. Deberá valorarse la conveniencia de la vacunación del alumnado con parálisis cerebral (en centro ordinario o de educación especial) que presente mayor riesgo por su estado de salud y afectaciones y priorizarse la vacunación de todo el personal de los centros educativos.
6. El voluntariado que participa de manera habitual en los programas de ocio de las entidades debe ser incluido entre los grupos prioritarios de vacunación. Estos programas son fundamentales para las personas con parálisis cerebral, ya que ocio y el tiempo libre son el primer paso hacia una vida plena.
7. Es necesaria una mayor coordinación entre la administración sanitaria y los servicios sociales en los procesos de vacunación, además de incluir a las entidades que atienden a la parálisis cerebral en la definición de la estrategia y su implementación a nivel local.
8. Las mujeres y los hombres con parálisis cerebral y otras discapacidades afines con grandes necesidades de apoyo podrán y habrán de tomar la decisión de vacunación siempre que cuenten con capacidad cognitiva suficiente para la comprensión del acto y sus implicaciones.
9. Las personas que trabajan en las entidades ASPACE cuentan con la posibilidad legal de aceptar o rechazar la vacunación. Correspondería a la Administración Pública, nunca a las entidades sociales, exigir la vacunación obligatoria al personal sociosanitario y educativo para primar el interés colectivo sobre el individual, alegando motivos de salud, ya que somos un colectivo vulnerable; de urgencia y necesidad.
10. Las mujeres y los hombres con parálisis cerebral y otras discapacidades afines que, dadas sus grandes necesidades de apoyo a nivel cognitivo, no puedan comprender la trascendencia del acto de vacunación, habrán de contar necesariamente con el apoyo legal de su representación. Serán las personas tutoras quienes prestarán el consentimiento informado en su nombre. La misma solución jurídica se llevaría a cabo en supuestos de curatela en los que exista atribución de las decisiones sanitarias. Y también en aquellos casos en los que, aunque no se haya formalizado la situación de incapacitación judicial, se produce de facto.
Consulta el documento de posicionamiento del Movimiento ASPACE frente a la Estrategia Nacional de Vacunación COVID-19
Nota de prensa conjunta de las entidades ASPACE Galicia aquí.